Cuando Emma vino a mi estudio, su visión para el vestido de novia ya estaba bastante clara. Desde el primer momento, su entusiasmo y determinación me contagiaron, y juntas emprendimos una aventura creativa. Para la ceremonia ella soñaba con un vestido de cola muy larga, que reflejara la majestuosidad del evento.
Optamos por un diseño sencillo y elegante: un vestido con un fajín adornado con un delicado drapeado y mangas ligeramente abullonadas que terminaban en puños, también con el mismo detalle drapeado.
Cada prueba y ajuste nos acercaba más a ese vestido perfecto que Emma siempre había imaginado.
Emma quería sorprender a sus invitados con un segundo vestido para la fiesta que se celebraría en el Pazo de Bentraces, en Ourense. Este vestido debía ser completamente diferente, reflejando un estilo más festivo y desenfadado.
Así, diseñamos un vestido de crepé satinado de tirantes y un escote pronunciado en la espalda. El detalle drapeado en el pecho y la cintura, que daba la sensación de un lazo, añadía un toque de diversión y sofisticación al mismo tiempo.
Trabajar con Emma fue un verdadero placer. Su confianza en mi trabajo y su claridad de ideas hicieron que cada paso del proceso fuera fluido y emocionante.
Al final, no solo creamos dos vestidos increíbles, sino que también forjamos una conexión especial, compartiendo risas, anécdotas y, sobre todo, mucha ilusión.
Emma, gracias por permitirme ser parte de tu gran día. Tu boda no solo fue un evento memorable, sino también un recordatorio de cómo la moda puede transformar y embellecer los momentos más importantes de nuestras vidas.